lunes, 11 de junio de 2007

Mi Mejor Amiga La Micro

Vuelvo a la monotonía, es triste y un tanto patético depender de un aparato para movilizarme, tener que pasar largas horas de espera para transportarme en el y lo peor de todo es ver lo mismo todos los días.

Me siento en la micro y observo, los asientos, quizás nunca nos damos cuenta los cercanos que son a nosotros, son tan familiares esos rallados, los que muchas veces nos hacen girar la cabeza y quedar de weon. Es nuestro segundo hogar, si pensamos todo el tiempo que pasamos arriba de ellas puede alarmarnos, hace un tiempo atrás descubrí que en mis cinco años de carrera pierdo aproximadamente tres meses en viajar, y eso solo yendo a la universidad, si sumara más viajes anexos a este seria una infinidad de tiempo desperdiciado.

Es increíble el caos que puede llegar a generar el cambio de un recorrido. Es tal la costumbre de las personas, a su micro que siempre pasa por donde mismo, al momento de cambiar eso comienzan los reclamos y la desorientación en las personas.

Puedo decir que una de las cosas que más detesto es andar en micro pero dependo tanto de ellas que es inevitable sentir un cariño, apropiarse del recorrido diciendo “ahí viene mi micro”. Además es tanto lo que se puede ver en ellas que en el fondo entretiene; la típica señora con una cantidad impresionante de bolsas, los amigos que hacen lo que sea para sentarse juntos, el atacado por el asiento que es capaz de lanzarse al lugar y el que más llama la atención es el chofer, él que algunas veces es insoportable y otras te sorprende con un buenos días.

Puedo decir que mi viaje es tan familiar y puedo afirmar que son mi segundo hogar, la micro es mi casa y toda su gente son mis vecinos, el conductor muchas veces puede ser mi papá que esta teniendo un mal día.

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